Global Journal of Human-Social Science, A: Arts and Humanities, Volume 22 Issue 5
Igualmente, el orador enfatiza sobre la disparidad existente entre México y otros países donde las mujeres tiene acceso a la universidad. A pesar de estos aciertos y de la rotunda bienvenida del público general al abordaje de esta temática, algunas de sus ideas en torno al “movimiento feminista” –como él mismo denomina– no generan una ruptura total con ese mundo de representación que inscribe a la mujer como centro del hogar (santuario), redentora de la familia y del hombre: “en la casa la mujer es el cimiento subterráneo del hogar”, cuyos impulsos de libertad son ahogados por “el elemento masculino”; y por todas las estructuras, cabría añadir. Por este motivo, exhorta a mayor compromiso de parte del sexo masculino en el hogar; anima a reconocer la labor de las mujeres; señala con acierto que el nuestro es “un país achatado y deforme por la falta de colaboración femenina” ( ST 27 Abr. 1924, 1 y 3), y sus ideas son un aliciente, aunque dista aún la movilidad estructural. Sobre “lo que se dice de las mujeres” en planas de opinión hallamos pocas columnas en los años 20 cuya temática gira en torno a la mujer y la poesía, la incidencia de textos incrementaun poco en la década de los 30 y, notablemente, en los 40. Un análisis de esa muestra permite agrupar las temáticas así: la figura de Gabriela Mistral; mujeres en las letras en general; mujeres en la literatura coahuilense o norteña; cambios en el asunto inmediato de la base categorial: mayor visibilidad de la mujer. La presencia de Gabriela Mistral se mantiene en los 30 y 40. Bajo epítetos como “hija de América”, “Atenea de Hispanoamérica, luz del espíritu” los columnistas 12 comentan su poesía, el alcance de esta voz que rompe paradigmas y la influencia e injerencia de Mistral en México se evidencia con la publicación Lectura para mujeres por la Secretaría de Educación Pública, bajo la tutela de José Vasconcelos. Estas formas de comprender lo que significa la poeta ante los lectores del diario refleja que, en el contexto sombrío de estas décadas marcadas por la guerra, en el que se tambalean la esperanza y las instituciones, la voz femenina se abre al espacio público, se inserta en nuevos parajes y genera oscilaciones en la base categorial lo que tendrá repercusiones en la búsqueda de otras literatas. Aun en la posguerra, así lo expresa Corral Ortega: “En esta hora llena de tinieblas … las palabras de Gabriela Mistral son una luz de esperanza de una paz erigida sobre los cimientos de la justicia social” ( ST 20 Dic. 1948, 4). Este interés de los columnistas sobre las mujeres y las letras se refleja en alusiones clásicas a referentes emblemáticos que alzaron su voz en medio de panoramas masculinos en distintos lugares y épocas como: Sor Juana de elevado refinamiento intelectual; Teresa de Ávila oGeoge Sand (Aurora Dupin). Piño Sandoval en “La hora exacta”, deja ver la incursión de mujeres en el ambiente de los grupos literarios –espacio de convivencia y discusión indispensable–, así habla de Laura Victoria(poetisa) y su encuentro con Salvador Novo; chismea sobre el devenir de artistas de cine por casa de Agustín Lara. Lúcio Packter al considerar la base categorial nota que en los “asuntos inmediatos y últimos en los que la persona está involucrada, la vida es única y la soledad ontológica se expresa en el ‘sumatorio de singularidades’ que acompañan una situación” ( Caderno A 26). Aún así, es bien sabido que esa “soledad ontológica” para abrirse camino en el ámbito artístico/cultural del país precisa esa red de contactos. Previamente vimos en qué favorable manera, Vasconcelos supo aquilatar la presencia de intelectuales extranjeros como Mistral; del mismo modo, esos vínculos que se tejen entre hombres y algunas escritoras propiciará la trascendencia de su trabajo. Claro que según los parámetros de la época, esto significa rupturas en los contextos en los que se la mujer habitualmente se mueve. Entre otras poetas de la época se menciona a Rosario Sansores que encabezó la iniciativade crear en la capital del país “La casa del escritor”; a Josefa Murillo, veracruzana; y, a Carmen de Mora con repercusión importante en el teatro a nivel nacional y local. Se percibe entonces una visibilidad mayor y más definida hacia la década de los 40. En retrospectiva, aquellas alusiones de los 20 a las mujeres que se habían suicidado, cede lugar al trabajo literario de personalidades cuya presencia en los diarios constituye hitos de referencialidad para las lectoras. La base se ha ido modificando en cuanto al asunto inmediato: la mujer participa más activamente en ámbitos culturales (altera los espacios de interacción); su trabajo es tema para quienes escriben en los diarios (abre su relación); la visión monotemática de la mujer dentro del hogar, con limitadas oportunidades de estudio se ensancha –en el medio que nos ocupa: la literatura–; por ende, su mirada sobre sí misma, su autorrepresentación puede contemplar nuevos panoramas. Una columna interesante “Mujeres hombres de letras” (Dimitri Ivanovitch), en dondeexpone que “se ha puesto de moda entre las latinoamericanas que escriben en Nueva York el expresarse en masculino” lo que lleva a ciertos cuestionamientos: ¿por qué?, ¿para alcanzar mayor aceptación?¿en qué se basa el autor del artículo? Estos modos del habla responden necesariamente a actos performativos. Quizá se optó por ellos porque en su momento fueron una bisagra, aunque su performatividad mantuviera una visión androcéntrica desde la óptica actual en que tanto se lucha por el cuidado del lenguaje con relación al género. Volume XXII Issue V Version I 28 ( ) Global Journal of Human Social Science - Year 2022 © 2022 Global Journals A El Periódico Lagunero Como Espacio de Representación de la Mujer: 1920-1950
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