Global Journal of Human-Social Science, A: Arts and Humanities, Volume 23 Issue 5
Tabla 2: Consejos a Un Escritor: Chéjov, 2005 Elegir un tema. No hablar de lo que no se conoce ni se comprende. Ser breve. Concentrarse en los detalles para obtener un efecto determinante. Eliminar los lugares comunes. Mantener en suspenso al lector y confiar en que va a completar por su cuenta los elementos subjetivos que faltan en el cuento. El narrador debe relegarse a un segundo plano. La acción tiene un gran peso en el cuento y no debe recaer en más de dos personajes. Veracidad en la descripción de los personajes y de las cosas. No profundizar demasiado en la psicología de los personajes. Máxima concisión, audacia y originalidad. Rechazar lo convencional. No pulir ni limar demasiado el texto. El principio y el final son importantes. No escribir para los críticos. No ser un charlatán, no todo se entiende en este mundo. Tabla 3: Decálogo del perfecto cuentista: Quiroga, 1927 Cree en un maestro —Poe, Maupassant, Kipling, Chejov— como en Dios mismo. Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo. Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia. Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón. No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra a dónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas. Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba el viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes. No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo. Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea. No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino. No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento. El balcón, Felisberto Hernández “El teatro donde yo daba los conciertos también tenía poca gente y lo había invadido el silencio: yo lo veía agrandarse en la gran tapa negra del piano. Al silencio le gustaba escuchar la música; oía hasta la última resonancia y después se quedaba pensando en lo que había escuchado. Sus opiniones tardaban. Pero cuando el silencio ya era de confianza, intervenía en la música: pasaba entre los sonidos como un gato con su gran cola negra y los dejaba llenos de intenciones. Al final de uno de esos conciertos, vino a saludarme un anciano tímido. Debajo de sus ojos azules se veía la carne viva y enrojecida de sus párpados caídos; el labio inferior, muy grande y parecido a la baranda de un palco, daba vuelta alrededor de su boca entreabierta. De allí salía una voz apagada y palabras lentas; Volume XXIII Issue V Version I 37 Global Journal of Human Social Science - Year 2023 ( ) A © 2023 Global Journals Teaching Language and Cultural Creativity through the Textual Composition of the Hispanic American Tale: Epistemological Reasoning and Subjective Imagination
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