Global Journal of Human Social Science, C: Sociology and Culture, Volume 21 Issue 5

conflictos y tensiones entre los parceleros y los dirigentes de la cooperativa, por la ausencia de balances sobre su la gestión dirigencial, la venta ilegal de áreas no ocupadas, estado de las parcelas (proceso de adjudicación, titulación y los ingresos recibidos por estos servicios), copia actualizada del padrón de asociados, información de adjudicatarios y compradores desde el ingreso como dirigentes y la tergiversación en el otorgamiento de las escrituras y las constancias por la venta de terrenos remanentes de la cooperativa agrícola. Estas trasformaciones en las bases sociales y la presencia de una alta demanda del suelo urbano han llevado a la constitución de lógicas y formas de relación que legitiman la producción de diferencias socioespaciales, fracturan la tenencia colectiva y profundizan la ruptura de organizaciones urbanas, todo esto en un escenario de procesos de neoliberalización. Y, siguiendo a Harvey (2013: 11), “para que cualquier forma de pensamiento se convierta en dominante, tiene que presentarse un aparato conceptual que sea sugerente para nuestras intuiciones, nuestros instintos, nuestros valores y nuestros deseos así como también para las posibilidades inherentes al mundo social que habitamos. Si esto se logra, este aparato conceptual se injerta de tal modo en el sentido común que pasa a ser asumido como algo dado y no cuestionable”. La idea de casa propia y la adquisición del lote con su respectivo reconocimiento se convirtieron en propósitos convincentes y sugestivos, pero que a la larga fue aprovechada por sujetos para mercantilización de la tierra por medio de mecanismos ilegales, tanto en los procesos de urbanización mediante programas inmobiliarios en zonas agrícolas como en ocupaciones en zonas no productivas. c) Fracturas en las Comunidades Campesinas Existe una fractura dentro de las comunidades campesinas que se encuentran en zonas de expansión urbana y consiste, en primer lugar, en la fragmentación de la propiedad comunal por la presencia creciente de tomas de tierras informales y la formación de nuevos asentamientos urbanos que en principio tomaron contacto con la comunidad para legitimar la posesión, se convirtieron en anexos y luego terminaron por dominar el territorio bajo diversos mecanismos. La segunda fractura está relacionada con la desestructuración de la organización matriz debido a la independización de nuevas formaciones urbanas para formar organizaciones distintas, con normas, reglas de juego propias y autonomía en sus decisiones que significó la desestabilización de la organización interna de la comunidad matriz y el surgimiento de múltiples organizaciones y dirigencias paralelas en nombre de la comunidad que empezaron a tener mayor protagonismo y obstruyeron las funciones de la organización original tanto en la administración de los terrenos como en la articulación de los miembros. Cuando se dan ocupaciones informales, quienes se presentan como comuneros no son los de la comunidad matriz sino de los anexos urbanos independizados; pero muchas de estas nuevas organizaciones se encuentran en condiciones de ilegalidad, sin reconocimiento y vinculadas incluso a actos delictivos como el tráfico de terrenos. Hoy existe tensión y conflicto de la comunidad matriz con estas diversas organizaciones y entre estas últimas. Sin embargo, es preciso mencionar que en algunos casos, la creación de nuevos asentamientos fue promovida por la organización de la misma comunidad matriz con la finalidad de preservar su integridad territorial (Gutiérrez 1998) por la amenaza cada vez mayor de ocupaciones informales, pero la ruptura se profundizó con la expansión urbana, la escasez del suelo urbano, el predominio de lógicas mercantiles y la implementación de las políticas neoliberales. El proceso de neoliberalización en el Perú, en ese sentido, ha tenido implicancias no solo en la restauración del poder de clase (Harvey, 2013), sino también en la producción de la ciudad y en la funcionalidad de las diversas instituciones y organizaciones sociales como las comunidades campesinas, mediante la reproducción de leyes en favor del denominado libre mercado considerado como “el mecanismo óptimo del desarrollo económico” (Brener, Peck y Theodore 2015: 211). El propio Estado ha sido tomado por la lógica del libre mercado y su estructura adquiere y funciona cada vez más con la estructura de una empresa privada, sumado a la apropiación en las mismas bases sociales de la lógica de mercantilización de los bienes, sean estas individuales o comunes. En el marco del proceso de neoliberalismo se ha incentivado la propiedad privada, la instrumentación de las instituciones para la consolidación de una economía de mercado y un comportamiento individualista. En el caso de las comunidades campesinas de la costa recibieron la facultad de adjudicar sus territorios que significó en el Perú el proceso de consolidación dela individualización de la propiedad colectiva que inició durante el segundo gobierno de Fernando Belaunde , 8 9 Decreto Legislativo 2. con la parcelación de las cooperativas agrícolas formadas durante la reforma agraria en los setenta, cuya desintegración definitiva se dio durante el primer gobierno del APRA. El gobierno de Fujimori promovió la neoliberalización de las instituciones del Estado y de la implementación de un proyecto reglamentador promotora de la inversión privada desde la propia constitución; esto a partir de asumir como parte de su línea política el Consenso de Washington. En el caso de las comunidades en el año Volume XXI Issue V Version I 85 ( ) Global Journal of Human Social Science - Year 2021 C © 2021 Global Journals Tráfico de Tierras en Áreas Periurbanas de Lima, Perú: Tipos e Implicancias Político- Institucionales y Socioculturales

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