Global Journal of Human Social Science, C: Sociology and Culture, Volume 21 Issue 5
incluyen el cambio de las personas, los grupos y la sociedad. El concepto de empoderamiento de la psicología comunitaria es una vía de desarrollo y transformación de las comunidades que, desde los componentes cognitivos, afectivos y conductuales de las personas, identifica y fomenta capacidades para la promoción del bienestar individual y grupal, que llevan al cambio social (PPD, 2013). Esta teoría de la psicología comunitaria da sustento a las intervenciones educativas de salud al identificar los elementos intrapersonales, cognitivos y conductuales del empeoramiento. Cada vez que un sanitario pregunta a su cliente: ¿qué siente?, ¿qué quiere?, está trabajando directamente sobre el componente intrapersonal de la motivación. Cada vez que pregunta ¿por qué sucede?, está actuando sobre el componente intrapersonal de locus de control. Cuando pregunta ¿qué sabe, ¿qué piensa?, ¿qué puede?, está incidiendo sobre el componente intrapersonal de la autoeficacia. La pregunta ¿qué tiene?, lleva al componente cognitivo. Las preguntas, ¿cómo lo hace?, ¿cómo puedo mejorarlo?, fomentan el uso de destrezas analíticas. Y las preguntas, ¿cómo empezamos?, y ¿qué me ayuda a seguir?, desarrollan el elemento de empoderamiento conductual que desarrolla acciones para la toma de control (Fernández, 2017). Todas estas preguntas son relevantes en cualquier proceso de asistencia sanitaria individual. En el marco de la educación para la salud son la base del empoderamiento grupal. Su aplicación desarrolla la autoconfianza y la asertividad, lo que permite que el individuo tenga mayor autoridad en la toma de decisiones y se produzca un cambio individual que favorece la interrelación grupal. El grupo así constituido, cambia a su vez, se empodera, toma el control y produce cambios a nivel social, que a su vez repercuten en las posibilidades de mejora de los individuos. Los profesionales sanitarios, a través de los programas de educación para la salud, tienen la oportunidad de informar, educar, y crear espacios de reflexión y apoyo para que los participantes puedan desarrollar su autonomía, su autoeficacia, su control y su capacidad de participación social. Ello lleva a la creación de grupos de autoayuda que fomentan la continuidad de las mejoras obtenidas y permiten que el cambio grupal repercuta sobre la comunidad. Y el cambio comunitario a su vez influye sobre los individuos, estableciéndose una espiral de mejora que puede retroalimentarse: “individuo-grupo-comunidad” (Fernández, 2017). Para que los profesionales sanitarios tomen conciencia de su poder como promotores del cambio social en salud, es necesario un cambio de rol profesional. El rol tradicional sitúa al sanitario en un nivel superior de capacitación del que la persona que atiende respecto a su salud, en el que la información fluye del sanitario al cliente mayoritariamente. El nuevo rol, mantiene la capacitación del profesional sanitario, pero permite que la información fluya de forma bidireccional, con lo que le da, al sanitario, la oportunidad de aprender de cada intervención y de ser el motor de un cambio de salud en la persona que recibe su atención (Fernández, 2017). Este cambio del rol profesional sanitario ya se evidencia en algunos ámbitos. Como ejemplo, podemos aportar la base de la filosofía, el trabajo y las intervenciones de las matronas australianas, para las que “matrona” (Midwife), significa: “con la mujer” ( Bradfield ) y han desarrollado el marco teórico “Partnership midwifery care” que promueve la salud de las mujeres a partir del desarrollo de su autonomía (Bradfield, Z., Hauck, Y., Duggan, R., & Kelly, M., 2020; Freedman, 2006). En Educación para la Salud, los conceptos de Calidad y Empoderamiento han revolucionado los programas educativos, haciéndolos más adaptados a las necesidades reales de los participantes. Así, los consumidores de salud pueden comprender lo que es posible y lo que no, y pueden encontrar la mejor manera de participar y tomar el control sobre su proceso de cambio en salud. II. E jemplo de E mpoderamiento En este capítulo se muestra cómo los programas de educación para la maternidad /paternidad pueden empoderar a la población. Se exponen los pasos a través de los cuales, el aprendizaje de los individuos, favorece un cambio grupal que lleva al cambio social. Cuando hablamos de programas de educación para la salud, fácilmente pensamos en programas relacionados con enfermedades crónicas físicas y/o psicológicas. Programas para diabéticos, hipertensos, fumadores, obesos, bebedores, deprimidos, etc., que tienen una larga trayectoria evolutiva. Los programas de Educación Maternal o programas de Educación para la Maternidad/Paternidad son programas educativos dirigidos a la mujer y/o su pareja en la gestación y en el puerperio. Tienen por objeto contribuir a la salud materno-infantil durante los procesos de gestación, parto y postparto (Karlsen, 2011). Se planifican e imparten en el ámbito sanitario público y privado. Surgieron en Europa en los años treinta del siglo XX para facilitar el parto de las mujeres, cuando estas dejaron de parir en sus casas rodeadas de sus familiares, para ir a dar a luz solas, en los hospitales, con toda la tecnología obstétrica del momento. Son programas que nacieron con el objetivo de ayudar a las mujeres en el parto hospitalario, pero que con el tiempo han evolucionado y se han extendido por todo el mundo. La mayoría de las escuelas de educación prenatal han cambiado su paradigma. Han dejado de poner su enfoque en mejorar el parto de las mujeres, para ampliar su punto de mira. Ahora se trabaja porque la maternidad y la paternidad sean procesos conscientes desde la gestación a la crianza, pasando Volume XXI Issue V Version I 16 ( ) Global Journal of Human Social Science - Year 2021 C © 2021 Global Journals Los Programas De Educación Para La Maternidad Como Medio De Empoderamiento Social. Un Ejemplo Peterson, N. A., & Zimmerman, M. A., 2004) que
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