Global Journal of Human Social Science, D: History, Archaeology and Anthroplogy, Volume 23 Issue 6
El Círculo Militar no contaba con talleres tipográficos propios, siempre encargó la impresión de sus obras a particulares, incluidos la RCM y los libros de sus distintas colecciones, como la “Biblioteca del Oficial”, fundada en 1918 por el entonces teniente coronel Rodolfo Martínez Pita . 14 A diferencia de México, donde las Secretarías de Estado contaron con sus imprentas , 15 en Argentina las instancias de gobierno se mantuvieron al margen del crecimiento de la industria editorial, que se expandía a pasos agigantados en el país sudamericano, pues en 1914 había 323 imprentas en territorio rioplatense . 16 La RCM salía de las prensas bonaerenses y varios libros sobre materias castrenses, escritos por autores argentinos, y de otra índole, solían editarse en casas editoriales de París, Roma y Leipzing . 17 La RCM, al igual que la REM, se canjeaba con ejércitos extranjeros, se enviaba a los agregados militares y se distribuía a suscriptores. El tiraje de la revista argentina, durante la década de 1910, alcanzaba los 700 ejemplares mensuales . 18 Por su parte, la REM, en 1914, alcanzaba los 2,833 ejemplares mensuales. 19 Aunque no hemos podido documentar cómo se leyeron la RCM y la REM, sus propósitos estaban orientados a contribuir con la modernización educativa de los ejércitos aludidos; por lo tanto, se abocaron en la difusión de diversos saberes castrenses, se daba cabida tanto a artículos originales escritos por los oficiales locales como a traducciones de distintas informaciones provenientes de libros, revistas, boletines y otros impresos en lenguas extranjeras . Desde el punto de vista estadístico, la cobertura del impreso mexicano era cuatro veces mayor que su similar sudamericana. Las fuentes disponibles hasta el momento nos impiden explicar si la REM tuvo mayor circulación y más lectores que la RCM, debido a su tiraje mayor; pero este indicio resulta insuficiente, porque no contamos con listados de suscriptores, los cuales permitirían inferir el perfil de los personajes que en realidad eran lectores y, a su vez, se tendría certeza de a quienes se les obsequiaba, solo por ser funcionarios. 20 14 García, Los 100 años , 1981, p. 64. 15 Torre, Breve historia , 2009, p. 163. 16 Parada, “El libro”, 2003, p. 138. 17 Mantovani, “Libros escolares”, 2016, p. 209. 18 Fernández y Hernández, Síntesis , 1932, p. 85. 19 Vega, “Informe”, 1914, p. 6. 20 La Redacción, “Nuestro Programa”, 1900, pp. 3-4; La Redacción, “Programa”, 1906, s/p. De esta manera, ambas revistas difundían desde noticias sobre la construcción de un cuartel en los Andes o la inauguración de una fábrica de cartuchos en Tlapan hasta artículos de innovaciones tecnológicas en aeronáutica y submarinos. Aunado a lo anterior, se difundían textos que sistematizaban conocimientos; sobre este aspecto nos centraremos: primero hablaremos sobre los escritos de José E. Rodríguez en torno a la inteligencia y después abarcamos las reflexiones de Miguel Ruelas alrededor de la historia militar y la estrategia. III. J osé E . R odríguez: S us P ublicaciones S obre I nteligencia Los impresos constituyen un factor esencial para la comunicación de ideas entre sectores profesionales, ya esbozamos los objetivos y alcances de la RCM y la REM, publicaciones periódicas que se vincularon con los ámbitos educativo y profesional. Para especificar cómo se establecían estos nexos, nos acercaremos a las contribuciones realizadas por José E. Rodríguez, oficial de infantería del ejército argentino. Los primeros trabajos publicados por Rodríguez en la RCM eran sobre inteligencia militar y táctica. El contenido de sus escritos, tanto libros como artículos, estaban fundamentados en sus experiencias que registró durante sus prácticas de fin de cursos, cuando estudió en la Escuela Superior de Guerra y como oficial en los cuarteles de la provincia de Mendoza. Rodríguez ingresó al ejército, en calidad de “soldado distinguido”, el 5 de abril de 1885; así, iniciaba su trayectoria en el 3º batallón de infantería, establecido en Posadas, la capital de Misiones. 21 El joven Rodríguez, originario de Mburucuyá, localidad de la provincia de Corrientes, poco antes de su ingreso a filas, envió una solicitud para efectuar el examen de ingreso al Colegio Militar de la Nación, en Buenos Aires ; 22 sin embargo, no hay evidencia en su expediente de que su petición haya obtenido siquiera una respuesta; por lo tanto, desconocemos el motivo por el cual este personaje no estudió en la mencionada institución educativa. Al no acceder a las fuerzas armadas por la vía escolarizada, se presentó a un batallón como voluntario. 23 El nombramiento de “soldado distinguido” se otorgaba en los batallones y regimientos a quienes aspiraban a convertirse en oficiales del ejército. Los cuerpos de combate también formaban a los mandos medios. De esta manera, contribuían al reclutamiento de oficiales; eran una alternativa al Colegio Militar, ya que este plantel contaba con cupo insuficiente para dar cabida a todos los aspirantes a estudiar la carrera de las armas. Dicho modelo de reclutamiento funcionó por intervalos a lo largo del siglo XIX y dejó de funcionar en 1902. A los aspirantes a “soldado distinguido”, se les solicitaba tener dieciséis años como mínimo y máximo, veinticuatro; aparte debían comprobar que contaban 21 Archivo General del Ejército (AGE), Expediente del General de División José E. Rodríguez, 11264, doc. 1126400002. 22 AGE, Expediente del General de División José E. Rodríguez, 11264, doc. 2. 23 AGE, Expediente del General de División José E. Rodríguez, 11264, doc. 1126400002. © 2023 Global Journals Volume XXIII Issue VI Version I 11 ( ) Global Journal of Human Social Science - Year 2023 D Approaches to the Professional Reflections of Argentine and Mexican Soldiers (1896-1911). The Cases of José E. Rodríguez and Miguel Ruelas
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