Global Journal of Human Social Science, D: History, Archaeology and Anthroplogy, Volume 23 Issue 6
integrantes de la “extinguida segunda reserva , 65 y paisanos que se sujetaban a un examen”. Por último, se otorgaban grados a civiles que realizaran trabajos especiales para el ejército . 66 Los puntos expresados se encontraban en el proyecto original de Ruelas; además, los explicó con cierto detalle. Al identificar como un problema que los oficiales facultativos del Colegio fueran enviados a los batallones, tenía un sólido fundamento. Indicaba que los egresados de dicho plantel debían recibir una educación más práctica y con una orientación militar, “ya que se nota en ellos una gran tendencia a abandonar la carrera de las armas para explotar, como ingenieros civiles , los conocimientos técnicos adquiridos en el Colegio”. 67 Ahora, desde su perspectiva, era necesario eliminar a las demás posibilidades de reclutamiento, puesto que el examen que presentaban los sargentos, los suboficiales auxiliares, civiles comisionados y miembros de la desaparecida segunda reserva para obtener el grado de subteniente resultaba un mecanismo poco fiable, porque su formación militar era insuficiente; por consiguiente, adiestraban de manera inadecuada a las tropas. De esta manera, Ruelas se proponía “abolir para siempre tal irregularidad en el reclutamiento de Oficiales, remediando al mismo tiempo los inconvenientes que resultan del poco número que de ella proporciona el Colegio Militar”. Con respecto a quienes egresaban del Colegio para incorporarse a un batallón, Ruelas también consideraba inapropiada la forma en que se les asignaba ese destino, debido a que se trataba de cadetes con bajas calificaciones; por lo tanto, “el hecho de salir a filas constituye una especie de humillación que el alumno de que se trata no puede recibir bien”. Las objeciones de nuestro personaje en torno a los oficiales del plantel de Chapultepec para servir entre tropas estribaban en la formación demasiado especializada de los facultativos (ingenieros, artilleros y Estado Mayor) y, como ya se mencionó, en el método de descarte que calificó de “humillante”. 68 Aunado a lo anterior, la fundación de la Escuela significaba, al mismo tiempo, la anulación del marco legal que permitía a los miembros de la segunda reserva obtener el grado de subteniente . 69 65 La segunda reserva era una organización de civiles que recibió adiestramiento militar; la fundó en 1901 el general Bernardo Reyes cuando fue secretario de Guerra. El proyecto funcionaba bajo mecanismos similares al servicio militar obligatorio. Porfirio Díaz ordenó la desintegración de la segunda reserva, ya que la consideraba un importante respaldo político para Reyes y, con ello, le podía disputar el poder. Sánchez, La segunda reserva , 2016, versión digital en La fundación https://bitly.ws/36cyj 66 Memoria , 1909, p. 11. 67 Ruelas, “Iniciativa”, 1955, p. 21. Las cursivas están en el original. 68 Ruelas, “Iniciativa”, 1955, p. 22. 69 Sánchez, “Bernardo Reyes”, s/f, pp. 267-268, versión digital en: http://bitly.ws/CmwQ de la Escuela de Aspirantes impactó en dos sentidos: impulsó la educación táctica-militar y regularizó el reclutamiento y formación de los oficiales al ejército. Ruelas formó parte de una comisión que diseñó un programa de estudios orientado al aprendizaje técnico. Algunas de las asignaturas contempladas para impartirse eran reglamentos de las tres armas (artillería, caballería e infantería); tiro de guerra, tiro de pistola, hipología, gimnasia; dibujo topográfico, matemáticas, aún se incluyeron clases de baile. 70 Los Aspirantes y Sargentos que terminen con éxito los estudios y prácticas que el Reglamento de la Escuela determina, obtendrán despachos de Subtenientes de la arma que les corresponda en la milicia auxiliares del Ejército; en el concepto de que si después de un año de servicios en este empleo, comprobaren poseer espíritu militar y las demás cualidades indispensables en un buen oficial se les expedirá despacho de Subteniente de su arma en el Ejército permanente, con la antigüedad con que se les hubiere expedido el despacho en la milicia de auxiliares . Mediante lo práctico los alumnos adquirían múltiples habilidades que se podían aplicar al combate; aparte, se les preparaba en lo físico y en lo intelectual. Al finalizar sus cursos en las aulas, el plan de estudios señalaba que el aspirante a oficial debía incorporarse un año a filas, donde completaría su formación. En teoría, se planteaba que quienes culminaran con éxito el programa podrían descubrir su vocación militar y, por ende, podían determinar si eran aptos para la carrera de las armas. 71 Ruelas explicaba que Riley se convirtió en la escuela de equitación del ejército norteamericano; anteriormente, fungía como un centro para perfeccionar la aplicación de las armas de artillería y caballería. Por su parte, Leavenworth, cuya denominación primigenia era Escuela de Caballería e Infantería, se convirtió en un establecimiento que preparaba a los artilleros, Con la Escuela de Aspirantes, aparte de fundarse un plantel, se iniciaba una profunda reforma educativa, la cual era una política de la Secretaría de Guerra, que se expresaba en los programas de estudio, en los contenidos de la REM y en la edición de libros. Además de la propuesta en torno a la mejora de los mecanismos de reclutamiento de oficiales, la Escuela de Aspirantes se inspiró en algunos elementos de los programas que se impartían en prestigiosos planteles alemanes, franceses y estadounidenses. Ruelas era asiduo lector de periódicos militares norteamericanos y con frecuencia analizaba las instituciones. Por ejemplo, a principios de 1908 publicó un comentario en la REM sobre las “Órdenes Generales” emitidas por el Departamento de Guerra estadounidense, donde se establecían el cambio de orientación educativa de los fuertes Riley y Leavenworth, ambos ubicados en Kansas. 70 Briseño, Nuestra Escuela , s.p. 71 “Decreto de creación de la Escuela”, 1955, p. 24. © 2023 Global Journals Volume XXIII Issue VI Version I 17 ( ) Global Journal of Human Social Science - Year 2023 D Approaches to the Professional Reflections of Argentine and Mexican Soldiers (1896-1911). The Cases of José E. Rodríguez and Miguel Ruelas
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