Global Journal of Human Social Science, D: History, Archaeology and Anthroplogy, Volume 23 Issue 6
autorización de autoridades correspondientes. La norma dictaba que “si alguna persona de las expresadas tuviere algún privilegio para poderlas traer lo presente ante mí para la conveniencia y las de ellas y no de otra manera”. 29 Probablemente la inserción de los afrodescendientes fue paulatina, por lo que no pudieron integrarse directamente en todas las unidades defensivas. Por tal razón estaba estipulado que aquellos que integraran los presidios debían cumplir ciertas características físicas. En la revista que se realizó en el año de 1800 se estipuló que debían ser "sobresalientes [en] talla, buen color y en honrado[s] procederes". Es decir, existían algunos casos en donde estaba permitido que negros, coyotes y mulatos portaran armas de forma legal. Seguramente los soldados afrodescendientes tenían este beneficio. Era necesario que contaran con ellas para defender a su población y su vida de cualquier posible ataque. 30 Entonces, no se puede afirmar la inexistencia de los afrodescendientes entre las tropas presidiales más allá de que su número estadísticamente fuera poco representativo. Es probable que las autoridades militares no querían del todo su participación, por lo que algunos autores afirman que únicamente lograban alistarse aquellos que podían pasar por alto sus características físicas. Aun así, en las Revistas de presidios de la provincia de Coahuila que se revisaron para este trabajo no se encuentra una mención directa de ellos. Tal vez se pueden rastrear en aquellas descripciones en las que no sólo mencionan que son trigueños (lo cual no necesariamente hace alusión a un pasado africano), sino también características externas en donde se menciona su nariz gruesa o sus ojos pardos. En 1800, en la compañía presidial de Río Grande se describe a José Montalvo como una persona con el pelo negro, ojos pardos, color trigueño y nariz ancha. Por su parte, en la misma revista, Francisco Montalvo es descrito con pelo negro crespo, ojos pardos, cejas negras y también color trigueño. 31 Pese a lo anterior, en el caso del presidio de Monclova se localizó en las actas de bautizó la presencia de un soldado de calidad mulato. Francisco Vásquez fue un soldado que apareció tres veces como padre de familia que quería consagrar a sus hijos. En los tres momentos que apareció en diferentes años afirmó ser soldado sin negar ni su calidad ni la de su Si bien estas características físicas no son exclusivas ni privativas de africanos y afrodescendientes, si evidencian una mezcla en la cual quizás estaban inmiscuidos ancestros africanos. 29 Archivo Municipal de Saltillo (AMS), Presidencia Municipal (PM), c 4, e 31, d 5, 1f. 30 Archivo General de Simancas (AGS) Revista de inspección, provincias internas. signatura: SGU, LEG, 7047, 16. 31 Archivo General de Simancas (AGS) Revista de inspección, provincias internas. signatura: SGU, LEG, 7047, 16. esposa. Por tanto, cabe la posibilidad de que existieran otros mulatos que laboraran en los presidios, sin que asentaran por escrito su desempeño y calidad . 32 Aunque existía un intento por las autoridades por condicionar la presencia africana en las tropas defensivas, los mulatos y sus descendientes se fueron progresivamente incorporando en los presidios. Las huellas de su presencia se han podido rastrear en algunos documentos. En censo realizado en 1777 en Santa Rosa se localizó la presencia de tres personas origen africano que afirmaron laborar como soldados en algún presidio (no se específica a cuál). Joseph María Serna de 18 años se registró como hijo de padre coyote y madre mulata; Joseph María Ximénez de 27 años, cuya madre era mulata; Manuel Treviño de 29 años, de padres mulato. Todos, soldados del presidio de la Babia, también llamado San Antonio Bucareli. Esta información nos permite pensar que se puede rastrear más la presencia afrodescendiente en la defensa armada del noreste novohispano a través de estos documentos. 33 También se encuentra el adarguero Martín Flores, mulato de 43 años, casado y con tres hijos. Aunque no se explica en dónde laboraba, con esta descripción se puede saber que era un soldado que portaba una adarga , 34 La participación de los afrodescendientes en la defensa no sólo se limitó a las labores que desempeñaron como soldados, sino también a otras tareas. El mulato Juan Eustaquio González tenía el oficio de armero. Esto quiere decir, que Juan era una persona que fue encargado de cuidar las armas, mantenerlas limpias y arreglarlas. Es decir, era un trabajador especializado. Esta información ayuda a demostrar la presencia de personas de origen africano en la provincia de Coahuila es decir, un tipo de escudo. 35 Un punto importante a resaltar es que en las revistas de inspección que se realizaron para conocer a los integrantes de estos asentamientos en el noreste no se ha localizado la presencia de afrodescendientes, o por lo menos no se registran a personas de esas calidades por lo que cabe preguntarse ¿por qué las autoridades trataron de invisibilizar su presencia, mientras que ellos afirmaban su calidad y su oficio en los censos que se realizaba? Falta más información que permita comprender la integración de estos soldados en los presidios, aunque si existen archivos que demuestran su presencia en las milicias . en diversos ámbitos de la vida militar. 36 Es probable que se tratará de omitir la presencia de las personas de origen africano en los 32 Familysearch, microfilmes Monclova, Santiago Apóstol, 1627-1978. 33 Álvaro Canales Santos, ”El censo de Santa Rosa en 1777”, Revista Coahuilense de Historia 110 , 29-50. 34 Canales Santos, ”El censo de Santa Rosa…": 33. 35 Canales Santos, ”El censo de Santa Rosa…": 31. 36 Canales Santos, ”El censo de Santa Rosa…": 29-50. Volume XXIII Issue VI Version I 38 ( ) Global Journal of Human Social Science - Year 2023 D © 2023 Global Journals People with Afro-Descendants in the Militias of the Northeast of New Spain. Century XVIII
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