Global Journal of Human Social Science, E: Economics, Volume 22 Issue 1

humanos, en la “duración” de nuestra vida ( durée , fr.), un lapso de cierta consistencia reconocible en la manerade “ser-así” ( Da-sein , al.), encontramos muchas manifestaciones de algún orden en los seres, y, paralelamente, un cierto orden social particular en cada cultura. El camino para llegar a construir las estructuras de ese orden humano –el de cada cultura– sólo ha sido posible gracias a la constitución íntima de la mente humana, su capacidad de reflexión y sus condicionamientos. Es necesario examinar estos últimos, para ver más a fondo, la estructura del ese “entender lo conocido”: entrar a sus dimensiones metafísicas. El terreno metafísico (óntico o simplemente del “ser”) se revela sobre la base que la psicología nos muestra objetivamente: los seres humanos poseemos la facultad de conocer algo (objeto) y procurarlo. En este momento vital, el espíritu descubre aquello que se nos manifiesta, ante todo, con una doble cualidad: algo que “es bueno” ya sea “en sí” mismo, o para algo o alguien. En la vida ordinaria podríamos describir esa doble cualidad comparándola (en la comida), con el buen sabor de un platillo presente a la imaginación y, en seguida, el paladeo del platillo ofrecido: hasta aquí lo “bueno del ser-así” (el manjar degustado); y juntamente, su “ser-para”: en la comparación propuesta, si el platillo o manjar resulta que es curativo o particularmente benéfico a la salud; ser útil para el cuerpo (“ser-para”), etc. El ser “bueno en sí” y “ser bueno para”, la bondad y utilidad del ser que se va conociendomejor internamente, es algo que no surge solamente de la presencia del objeto (de la relación) en su imagen, captada por la psique humana, la persona; no. Esas cualidades se revelan más bien, como una afinidad peculiar con el ser que percibe su imagen: ¡la afinidad antecedía al encuentro!Los humanos, somos dotados, por naturaleza, de la capacidad de reconocer lo que hay de semejanza con otros elementos del Universo en el simple hecho de “ser”. Todo ser humano posee la capacidad de indagar reflexivamente algo de la manera de “ser-así” en todo lo que conozcamos. Afinidad y complementariedad ante otros seres, reveladas por la reflexión a la conciencia (¡nuestra razón en el tiempo!, Marx) se unen y surgen de algún modo de la experiencia del “ser-así” humano (Aristóteles, Metafísica, 1941, 5-8), que, a diferencia de los demás animales,relaciona muchas experiencias – una capacidad que Aristóteles llama “arte” contra el simple“saber” o ciencia–. ¡De esa capacidad surge lo “universal”, o idea y concepto de lo específico, en un ser o en una especie de seres! Toda acción del ser humano revela que sus capacidades específicas, conocer y desear, se activan en todo encuentro ocurrido durante nuestra vida: la acción nos muestra (hasta sinreflexionar en ello) primero que su “objeto” se reveló –al agente– como poseedor o receptáculo dealgo apetecible (algún bien físico, alguna comodidad, etc.). Segundo, que la realidad de “lo apetecible” no la crea el actor que lo desea: radicaba ya en la calidad del objeto (persona u objeto material). O bien, la realidad nos revela ausencia de bondad o del valor deseado. El sujeto recibe así, como mensaje bien percibido, esa calidad de “bien” en el objeto. Obviamente, cuando el objetono se revela como “bien” ni “valor”, la voluntad lo rechazará: tal es la dialéctica elemental de todaenergía. Esa experiencia es condición fundamental del ser humano para actuar, es su condición “óntica”: es algo esencial para comprender luego los motivos de la conducta humana (Heidegger,2010: 41). Tal es la primera consecuencia de lo que Heidegger llama, con agudeza, la “precondición esencial” del “conocer-entendiendo” nuestro mundo. La predisposición para captar, en todo objeto de conocimiento, la calidad-bondad de “ser” y de “poseer valor” simplemente por el hecho de sero, puesto en la dialéctica del ser, la ausencia de bondad y de valor. En el camino del análisis de la conciencia – reflexión fenomenológica sobre el “ser-así” delobjeto del conocimiento– (Heidegger 2010; Boff 2001), hay un segundo paso en el proceso de apropiación de lo que llegamos a “conocer-entendiéndolo” (el encuentro en profundidad del ser humano con los elementos de su mundo social); es la “representación” del objeto como “ser- conveniente-para-algo” o bien, dialécticamente, no-complementario, para la esencia o funciones del sujeto social de la relación, según lo que sea la naturaleza del objeto. Ese evento es otra marca adicional: una segunda precondición óntica (o de la esencia del ser) o del “ser-así” del humano: capacidad de percibir lo que es “útil-para” (utilidad o complementariedad). Todo ser humano lleva en sí esas “pre- condiciones” de “su saber”. Las más íntimas, que acabamos de mencionar, pertenecen al terreno de la “gnosis” (conocimiento profundo, gr.) sobre la esencia de “lo-que-es” el objeto conocido; son la antesala íntima para recibir el mensaje de ser (objeto de la acción). Cualquiera que sea ese objeto es algo que “es- así” bueno y útil (o su ausencia,algo carente de bondad y carente de utilidad), en vista de la dialéctica de todo “ser-en-relación”. Hay, además, otras dos “precondiciones metafísicas” o, en todo caso, condiciones de la E’- materia del Universo, anteriores a la materialidad percibida en el objeto (de la relación) –algo anterior al “ser-así” de todos los seres de “nuestro mundo” pero interior a ellos–. Constituyen el marco o parámetro de situación existencial inseparable del conocimiento del mundo sensible (primer objeto de todo conocimiento humano). Y se internalizan en la conciencia, desde su despertar, como “referentes” de nuestra propia Volume XXII Issue I Version I 6 ( ) Global Journal of Human Social Science - Year 2022 © 2022 Global Journals E Las Dimensiones Ocultas Del Metabolismo Social: Ensayo Fenomenológico Sobre el Ser y Su Relación Con la Energía

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