Global Journal of Human Social Science, E: Economics, Volume 22 Issue 1
condición particular en el mundo: lo mismo que decada ser en la naturaleza; ellas son nuestro “dónde” y “cuándo”, la espacialidad y la temporalidad del propio “ser-así” como personas, y del “ser-así” de todo elemento del Universo que podemos conocer. El sabernos en espacio y tiempo (Kant, 1976) como sujetos limitados por la condición dela materia... porque somos también espíritu anclado en la materia (Maritain, 1962). Queda una pegunta mayor: ¿cuál es el fundamento de la existencia y necesidad de las dospre- condiciones ónticas de nuestro “conocer-entendiendo” o “comprender” el objeto con el cual se relaciona el sujeto social? La idea seminal que apoya nuestra respuesta es de Heidegger (1962,esp. secc. I, c. 2 y 6, y secc. II c. 3 y 4) luego explicada y comentada lúcidamente por Boff (2001: 44-50). En síntesis, la respuesta se encuentra en una fábula de la literatura clásica: un cuento magistral. Escrita quizás en griego, sólo se conoce su versión en latín y se conoce como la “Fábula de Higinio”*. Elaborada con rigor filosófico, la propuso Heidegger, (“Ser y Tiempo”,P-I ,c.VI) . La exponemos abreviadamente en sus líneas mayores. La estructura del razonamiento es del genial filósofo: sólo proponemos una versión abreviada, de líneas, ampliamente trabajadas por él en diversas partes de “Ser y Tiempo”. b) La razón de las “pre-condiciones” ónticas Para probar objetivamente alguna idea (condición de toda prueba científica), por el camino de la fenomenología, es preciso mostrar que su verdad se sitúa en lo temporal: si algo se reconoce comocierto, de algún modo acontece: revela su ser en la praxis humana (itálicas de los autores). El objeto de la relación humana se presenta, ante todo, como que está “a-la-mano”; y sólo después como “algo extenso”, su espacialidad. Bien mirado esto, la espacialidad no la da el objeto mismo: reside en el ambiente y en el sujeto que se relaciona con aquel. Ante el objeto de la relación, el agente humano está en una condición peculiar: el ser humano se encuentra frente a algo que es “desentrañable” (in der Befindlichkeit, al.) en el objeto (Heidegger 1962: 172). Un estado de la mente ante lo “desconocido-desentrañable” que puede caracterizarse como “preocupación”, “angustia” o “temor” (“Angst”, término usado por Heidegger), algo así como atmósfera de suspenso (itálicas de los autores), para designar la condición (existencial) “ser-en-el-mundo” de los humanos. Condición, dicho sea de paso, que ante algunos inspira el existencialismo pesimista o nihilista (prominentemente, hallado en Sartre); distinto, a nuestro juicio, del existencialismo del propio Heidegger, y, más aún, del pensamiento existencialista de Kirkegaard (1965) y Unamuno (1982). En ese estado o condición de la conciencia en expectante atención, como a nuestro entender debe traducirse la angustia en su contexto (Heidegger 1962: 183-4; 228-30), el “ser-así” reveladoal sujeto humano es “algo que debe ser cuidado”: es algo que hay que proteger. En ese nicho descansará la revelación íntima (parcial al menos, si se quiere) de lo que es el objeto de la relación humana, su “ser-así” esencial (Heidegger 1962: 184). Todo esto sucede en un ambiente que reconocemos como “el mundo del hombre” (“nuestro mundo”, en la cotidianidad): “existir”: lo existencial: “ser”, en la duración de todo y ante un horizonte de “conexión con la vida”. Allí ocurren todas las relaciones de toda persona con otros seres humanos u otros seres de la naturaleza (Heidegger 1962: 371, Parte II, c. IV; 422-423): todas, sencillamente, se dan como un fenómeno, como algo que ocurre. Y el objeto (de cada relación) se revela al agente, a su vez, como una “entrega” ( seines Da bringt ), al sujeto humano (Heidegger 1962: 136, 175). El objeto es su radical presentación, su presente realidad de fenómeno como tal. Ella es la justificación del análisis existencial como camino del saber y también un testimonio de su pertinencia y justificación (de tal manera de analizar los fenómenos del mundo). Siguiendo el curso del fenómeno (conocer- relacionarnos), encontramos que el objeto que “está-a- la-mano” revela al agente o sujeto humano otro hecho capital: su propia conciencia de “ser- así” ante “algo- que-está-allí” (H. 270; 315). Eso lo llama Heidegger, nuestra conciencia como el llamado de atención del ser, de todo ser presente a ella de algún modo. Y ante esa situación existencial, recordemos, la conciencia responde al ser, simplemente al hecho de ser, con lo que bien podemos identificar como “cuidado-del-ser”, de todo “ser” ante la persona (H. 274; 319). Pero, se pregunta Heidegger, ¿“eso- (el ser)- que-está-a-la-mano” cómo nos revela su interior, lo que él “es-en-sí”? El filósofo encuentra la respuesta en la sencilla manifestación del objeto (como fenómeno) frente al agente humano: “ la categórica apertura de su ‘estar-siendo- presente’ (el objeto) a la persona es ya su íntima realidad de ser ” (“In seiner existenziellen Bezeugung wurde das eigentlichen Seinkonnen de Daseins als Entschlossenheit und zugkleigh interpretiert”, itálicas de los autores, H. 302; 249). Así, en lo más íntimo (esencial) de cada ser queconocemos y con el que nos relacionamos está, primero que nada, su “bondad” o calidad de ser. Y eso ocurre siempre ante todo hecho real del mundo (nuestro mundo) que “está-a-la-mano”, (H. 268-269; 312-313). Algo relacionado con lo que Max Scheler ya había señalado con lucidez anteotro tema: la materialidad –sui generis– de los valores del ser ante la persona. (Scheler 1913). © 2022 Global Journals Volume XXII Issue I Version I 7 ( ) Global Journal of Human Social Science - Year 2022 E Las Dimensiones Ocultas Del Metabolismo Social: Ensayo Fenomenológico Sobre el Ser y Su Relación Con la Energía
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