Global Journal of Human Social Science, E: Economics, Volume 22 Issue 1

Un último paso concluye la respuesta de Heidegger al problema filosófico del conocimiento humano de las cosas con las cuales nos relacionamos. Vimos que con su categóricaapertura de “ser-algo-que- existe” el objeto llama a la conciencia de “cuidado” (i.e. despierta en laconciencia del actor la responsabilidad – del agente– de velar o cuidar por el ser), revelándole su afinidad en dos vertientes: en la calidad (común a todo “ser”) de “ser” y también, en “ser-para- algo”. Es decir, su valor y su direccionalidad en el mundo; cosa que el agente humano reconoce, asu vez, en sí mismo. Esa apertura y afinidad, manifestación o revelación dual de “ser-relación” ambos, agente yobjeto, se manifiesta a la conciencia del humano la “temporalidad-de-ser”: el agente entiende que son ambos “algo-uno-para-otro” (positiva o negativamente) en cierta duración compartida de tiempo: un tiempo propio en común (H. 334-336; 383-385). Los seres del Universo somos todos para otros en algún momento de la duración en el tiempo; en el encuentro o relación, el agente recibe en su propia duración temporal al objeto (itálicas de los autores). Es entonces en el encuentro- relación del ser humano con “lo otro”- “el otro”, el fenómeno del metabolismo social, el “locus” –lugar existencial (la cuna)– donde nace la persona humana, el “ser social”, el ser humano: él comprende y entiende el universo. Entendiendo, los seres del mundo los amamos o aceptamos y en muchas maneras llegamos a modificarlos: así construimos la historia por la “praxis” social. Las relaciones y las acciones quesurgen de ellas, convocan a nuevos “ser-así” de muchos elementos en el Universo: y eso, el “ser- así” de las cosas es su realidad, es el objeto mayor de la historia (H. 394-396; 446-448). ¿Qué ocurre cuando los humanos olvidamos lo más importante de todo ser del mundo, su calidad, su valor de ser? La tragedia del olvido o desprecio por esa fuente de nuestro saber acerca de la condición humana. Eso ocurre porque la conciencia de responsabilidad ante los seres del mundo sitúa a toda persona en el terreno de la moral; querámoslo o no. Si hacemos algo (o aceptamos relacionarnos con alguien/algo) somos responsables de ello. Y si la naturaleza dotó a los humanos con la facultad de conocerlos (por su valor en sí y por su utilidad) no podemos legítimamente renunciar a reconocer ese valor para apropiarnos únicamente de su utilidad. Eso es engaño y el engaño conlleva injusticia en la conducta: conduce a alguna conducta inmoral. Cuando el engaño voluntario del agente se impone a la acción de otras personas, las enajena: en su condición íntima y en su proceder. La alienación restringe la acción de las personasa la mera utilización de objetos y ¡hasta de las personas como objetos! En muchísimas instancias de la vida actual de las sociedades y sus economías, el reconocimiento del valor de las cosas se relega, se desprecia y hasta se deforma (ante los demás) con tal de explotar al máximo su utilidad. Frente a esa situación, la consideración del metabolismo social revela una importancia trascendental. Desvirtuado el metabolismo social, el agente humano desvirtúa también el sentido de su libertad: más que ser ella un dinamismo de iniciativa , la libertad del ser humano es dinamismo derespuesta, dinamismo de obediencia a las leyes de la naturaleza que gradualmente reconocemos por la ciencia y la conciencia colectiva de sus enseñanzas. Y por la libertad, la persona acepta radicalmente (esto es, con toda conciencia de “ser-así”) el bien: un bien que el objeto le presenta al hacerse realidad (análogamente) en ella. Lo cual responde exactamente a ambiente de “cuidado” (del objeto) en el cual la persona humana inicia toda relación. Lo dicho en el párrafo anterior es consecuencia legítima de la intuición genial de Heidegger; no elaborada por él in-extenso, en su obra Ser y Tiempo, pero importantísima para la fundamentación de la moral humana. Y, sin duda, trascendental para el desarrollo apropiado del metabolismo social. Él nos muestra el papel singular del agente humano, la persona, en el procesode evolución del Universo. Consecuencia de la introspección en el espacio interior del análisis fenomenológico, es también la capacidad de desear el objeto de nuestras relaciones con otro ser: la facultad de amar sin medida todo bien, todo valor en todo “ser-así". Otras veces, descubrimos la negatividad en “el otro”- “lo otro”: y la posibilidad de unión creadora de nuevas formas de “ser-así”, y de estructuras congruentes con la plenitud de “ser-así”, pero opuestas a la plenitud de “nuestro mundo”, personal y comunitario... el metabolismo social de la muerte. Parece insuperable, hay que reconocerlo, la expresión en la que San Agustín resume toda la fenomenología del amor: “…finalmente conocemos en tanto amamos” (Confesiones, VII). ¿Es posible separar totalmente en nosotros, los seres humanos, la lógica de la razón de la lógica del corazón? (Pascal). Viendo el problema a fondo, la experiencia y el sentido común responden con un “no” rotundo... Los símbolos –los vehículos mentales de nuestra comunicación– encierran espontaneidad en la conciencia, afecto, sabiduría y ciencia. Con nosotros como parte de ella, la evolución dialéctica del Universo inicia tal vez una etapa inédita: el camino de su personalización cósmica (Teilhard de Chardin 1959: 89-111); algo que la ciencia contemporánea sólo comienza adescubrir. Y a pesar de ello, es patente hoy la irracionalidad criminal de la ideología del capitalismo salvaje que prefiere olvidar los principios morales que sostienen la dignidad y la vida humana y optar por la destrucción del Planeta. Así, envenenando sus mantos friáticos, llenando los océanos con chatarra y desperdicios (plásticos, la Volume XXII Issue I Version I 8 ( ) Global Journal of Human Social Science - Year 2022 © 2022 Global Journals E Las Dimensiones Ocultas Del Metabolismo Social: Ensayo Fenomenológico Sobre el Ser y Su Relación Con la Energía

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