Global Journal of Human Social Science, E: Economics, Volume 22 Issue 3

se promovió durante los añosnoventa. Desde el punto de vista económico, la globalización empezó a ser cada vez más cuestionada -incluso, en el corazón de la economía capitalista (EE. UU.), no sólo por la difusión que adquirieron los movimientos antiglobalización, sino porque, varios Estados empezaron a retomar la senda del keynesianismo (en una especie de neointervencionismo económico ). El 11-S no sólo marcó un hito en la historia de los EE. UU., sino que conllevó a que algunos sectores (académicos, políticos y empresariales) vieran en la guerra el motor que posibilitaría recuperar el dinamismo de la economía estadounidense, sumida -por entonces, en una situación de estancamiento (Palacio, 2019-b) 7 . En los inicios del dos mil, adquirieron difusión obras como la de Hardt & Negri (2000) que señalaban la emergencia de una nueva forma de soberanía global. A ella la denominaron Imperio y, según los autores, se asentaba en la declinación de la soberanía Estatal, y su creciente incapacidad para regular intercambios económicos y culturales. Se trató de un concepto en estrecha relación con la globalización y gobernanza global, pero enfatizaba en la influencia del liderazgo estadounidense. 7 Si bien el crecimiento de los años noventa le había permitido a ese país experimentar una situación de relativo auge económico, el estancamiento volvió a evidenciarse a finales del siglo pasado. 8 La guerra contra Afganistán fue la primera reacción del gobierno de Washington al ataque del 11-S. Afganistán fue acusado cobijar a terroristas del grupo Al-Qaeda, ideólogos del mencionado atentado, y a su líder, Bin Laden. Los EE. UU., con la colaboración del Reino Unido llevó adelante los ataques que contaron con el apoyo de Canadá, Australia, Alemania y Francia, además de otros cuarenta países. 9 Entre los países que desde un comienzo se pronunciaron en contra de la invasión a Irak encontramos a: Alemania, Bélgica, China, Francia, Rusia, Siria, y los Países No Alineados (114 países), entre otros; mientras que se pronunciaron a favor, el Reino Unido, España, Para algunos observadores, los ataques terroristas y las incursiones estadounidenses representaban la materialización del choque de civilizaciones que, a comienzos de los noventa, había pronosticado Samuel P. Huntington. Otros criticaron el accionar de los EE. UU. en el marco de la lucha contra el terrorismo internacional; no es de sorprender que la contrapartida de esas guerras fue la intensificación del debate sobre la ineficacia de las Naciones Unidas (NU). Las incursiones en Medio Oriente desencadenaron y/o profundizaron nuevos y viejos conflictos étnicos, religiosos y políticos en esa región. Fuera de Medio Oriente, la contrapartida fueron una serie de ataques terroristas, perpetrados en diversos países, varios de ellos, aliados a los EE. UU. 10 . Para finales de la primera década del dos mil, se evidenció un desprestigio de la estrategia militar de los EE. UU. Las incursiones en Afganistán e Irak habían pretendido asestar un golpe definitivo contra el terrorismo internacional, pero ambas guerras se prolongaron más allá de lo previsto, sin arrojar resultados contundentes en la lucha contra el terrorismo. Contrariamente, la estrategia militar Italia, Australia, Kuwait, Israel (aunque no participó de la guerra) y países del Este de Europa, entre otros (Palacio, 2019-b). Volume XXII Issue III Version I 22 ( ) Global Journal of Human Social Science - Year 2022 © 2022 Global Journals E The Uncertainty of a Tripolar World: The Return of Militaristic Geopolitics and the Relevance of Geoeconomics in the First Decades of the 21st Century. A Brief Mention about the Russia-Ukraine Conflict La percepción de configuración de una gobernanza global, bajo el liderazgo de los EE. UU., cobró sentido a raíz de la desproporcionada represalia que ese país llevó adelante, primero, con la incursión en Afganistán (2001) y, luego, a Irak (2003). Ambas incursiones revistieron características distintas a las guerras convencionales; se ejercieron contra un nuevo tipo de enemigo -los grupos terroristas, fundamentándose en la necesidad de prevenir la expansión del terrorismo internacional. En el caso de Afganistán, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas convalidó el derecho de los EE. UU. a recurrir a la legitima defensa 8 . Sin embargo, la guerra con Irak (2003) no contó con el consenso del Consejo de Seguridad. Algunos países europeos se opusieron a la invasión estadounidense a Irak, mientras que otros la apoyaron, lo que evidenció la existencia de grietas insalvables en materia de política exterior, al interior del bloque europeo (UE) 9 . El 11-S también mostró que las formas de conflicto habían mutado hacia nuevos paradigmas. El accionar de los EE. UU. dejó en evidencia que dicho país poseía la capacidad de imponer su voluntad unilateral, explicitando que la guerra seguía siendo el último resorte de poder en las relaciones internacionales. En muchos aspectos, la geopolítica del siglo veintiuno resurgió asociada al esquema militarista, tanto por la lucha contra el terrorismo, como la seguridad internacional, e implicó desandar ciertos avances que el proceso globalizador pareció haber consagrado durante los años noventa. Pese a ello y, a los incontables cuestionamientos que se levantaron en contra de la globalización, en las primeras décadas de este siglo, no se puede afirmar que el mundo atestiguara la extinción de este fenómeno, ni un debilitamiento de la geoeconomía, en el sentido que la formulara De Mateo y Sousa (1993: 976), como el gran espacio económico o, dicho de otro modo, el espacio económico integrado en un gran espacio económico vital . Por el contrario, el campo de estudio de la geoeconomía viró hacia nuevos focos, para centralizarse en el auge de China y, en menor medida, de otros mercados emergentes, como el caso de Rusia 11 . 10 La mayoría de esos ataques fueron auto-adjudicados por grupos terroristas. 11 El crecimiento de los precios de las materias primas, entre otros del petróleo, fue un aliciente para que la economía rusa dejara atrás los funestos años de la década de 1990.

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