Global Journal of Human Social Science, G: Linguistics and Education, Volume 22 Issue 4
sistema educativo y los contenidos curriculares permanecen intactos. Ante esta realidad, es evidente que la neuroeducación representa una ventana muy pertinente para enfrentar los desafíos y retos que la educación universitaria venezolana reclama en la actualidad; es a través de un tejido de carácter transdicisplinario como la neuroeducación, que se puede remantizar la praxis docente con miras a producir los cambios necesarios en los estilos de aprendizaje en los estudiantes, conjugando las múltiples disciplinas que dialogan e interactúan para conocer las mejores situaciones de aprendizaje de acuerdo al funcionamiento del cerebro humano. Entendiendo a su vez que el enfoque transdicisplinario como lo plantea García (2006), quien expresa que se: Trata de romper fronteras disciplinarias y articular ciencias y conocimientos en pos de resolver los problemas de la sociedad de una manera más integral y participativa. El enfoque transdicisplinario es complementario al enfoque interdisciplinario, ya que hace emerger de la confrontación de las disciplinas nuevos datos que los articulan entre sí, y ofrece una visión de la investigación más ligada a la realidad socio-cultural de las personas. La transdicisplinariedad busca la apertura de todas las disciplinas a aquellos que las atraviesan y las trascienden. (p. 2) Se puede decir, entonces que el enfoque transdicisplinario transciende el campo disciplinar, y se ubica entre y más allá de las disciplinas. La finalidad de este enfoque está enmarcada en una interpretación que busca comprender el mundo educativo en el imperativo de la unidad del conocimiento. Una unidad que permite a los actores educativos emerger nuevos niveles de realidad, según las diversas situaciones que se presenten y la forma como se asuma su nivel de complejidad. Ahora bien, desde una perspectiva educativa se puede entender la relación que hay entre el sistema nervioso, la conducta y el aprendizaje, esto permite ampliar el entendimiento del desarrollo cognitivo que viven los estudiantes, por lo cual es de suma importancia que los docentes conozcan los hallazgos de la neurociencia, con el fin de realizar prácticas pedagógicas de calidad y, en concordancia con el desarrollo de cada uno de los estudiantes, puesto que los conocimientos que aporta la neurociencia deben ser clave a la hora de enseñar a los estudiantes y al docente conocer la forma en que funciona el cerebro. Asimismo, en cuanto a los procesos cognitivos que debe considerar los actores educativos universitarios para optimizar los procesos de enseñanza y aprendizaje, es necesario adoptar las estrategias pertinentes que permitan fortalecer las habilidades de los estudiantes para aprender. Al respecto, Reed (2007), afirma que: “las habilidades cognitivas son las destrezas y procesos de la mente necesarios para realizar una tarea, además son las trabajadoras de la mente y facilitadoras del conocimiento siendo las responsables de adquirir y recuperarlo para utilizarlo posteriormente”. (p. 8) Es decir, que el docente está obligado a cultivar las habilidades cognitivas en función de que este pueda dar soluciones a determinados problemas educativos de aprendizaje, fomentando la toma de decisiones, para fortalecer el pensamiento crítico y creativo en el proceso de enseñanza aprendizaje de sus estudiantes. Para consolidar los procesos cognitivos en función a cualquier tipo de aprendizaje, es necesario que se tome en consideración la metacognición de cada estudiante para conocer las capacidades de autorregulación de su proceso de aprendizaje. Es imperativo que el docente tenga noción o conocimiento sobre el conjunto de operaciones intelectuales asociadas al conocimiento, control y regulación de los mecanismos cognitivos que intervienen en los estudiantes al momento de que estos recaban, evalúan y producen nueva información. En este sentido, el docente está llamado a comprobar si las estrategias elegidas para propiciar el aprendizaje son las adecuadas o pertinente para dicho proceso. En este hilvanar discursivo se incorpora lo referente a los estilos de aprendizaje para los estudiantes, los cuales, bajo la concepción de la neuroeducación, implica activar las redes neuronales que alimentan el pensamiento divergente, que da cuenta de la interacción sujeto-objeto, sistema, medio ambiente, pensamiento y realidad. Esto traduce aprender a aprender, por tanto los docentes deben entender el funcionamiento del cerebro para descubrir nuevas maneras de hacer más significativo el proceso enseñanza y aprendizaje, logrando que los estudiantes desarrollen un verdadero meta aprendizaje. Tal como se plantea, el proceso de aprendizaje permite al sujeto su adaptación al entorno cultural. Este proceso requiere de cambios en el sistema nervioso, de ahí la necesidad de la plasticidad del cerebro para poder tener capacidad de aprendizaje y de adaptarse a nuevas situaciones. La capacidad de aprender también está mediada por la memoria que posibilita el aprendizaje por la experiencia. Aunque se ha querido homologar este proceso con el procesamiento de información de las computadoras, nuevas aportaciones de la neurociencia, la psicología cognitiva y la psicología evolutiva han demostrado que no se puede reducir la capacidad cerebral a la metáfora de la computación. Es necesario destacar, la importancia de los estilos de aprendizaje en los estudiantes derivados de las concepciones educativas imbricadas en la neuroeducación. Al respecto, Alonso, Gallego y Honey (1995), autores del libro: Los estilos de aprendizaje © 2022 Global Journals Volume XXII Issue IV Version I 7 ( ) Global Journal of Human Social Science - Year 2022 G Neuroeducation: A Transdisciplinary Approach from the Prism of Cognitive Processes and Learning Styles in University Students
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