Global Journal of Human Social Science, G: Linguistics and Education, Volume 22 Issue 9
explorador una dimensión real, pues en el plano material y práctico del momento todo lo que cuenta es amar. Las golondrinas simbolizan el recuerdo de sucesos en un nocturno espacio temporal que existió pero ha dejado de existir. Si efectuamos una cuidadosa lectura de las Rimas de Bécquer, notamos que la nostalgia parece adquirir una existencia autónoma. Presenciemos este desarrollo temático en la obra becqueriana. Las preguntas que se hace el parlante de la Rima LXXV son retóricas en su forma semántica, pero conmovedoras al nivel poético. El amor, o relación interpersonal, sobrevive la muerte porque es una entidad de índole espiritual, y, como no es material, podría ser eterna. Si osamos aceptar que el espíritu, o la conciencia humana, logra existir fuera del cuerpo, pasamos entonces a un tema estrictamente trascendental: el espíritu sobrevive la separación del cuerpo. El tema debe ser aceptado de fe, puesto que no se explica concretamente en poesía. El cuerpo humano podría ser una especie de cárcel para un espíritu incorpóreo con ardiente sed de libertad. Contentémonos con reaccionar sensiblemente a la visión artística que el poeta expresa: ¿Será verdad que cuando toca el sueño con sus dedos de rosa nuestros ojos, de la cárcel que habita huye el espíritu en vuelo presuroso? ¿Será verdad que, huésped de las nieblas, 5 de la brisa nocturna al tenue soplo, alado sube a la región vacía a encontrarse con otros? ¿Y allí desnudo de la humana forma, allí los lazos terrenales rotos, 10 breves horas habita de la idea el mundo silencioso? ¿Y ríe y llora y aborrece y ama y guarda un rastro del dolor y el gozo, 15 semejante al que deja cuando cruza el cielo un meteoro? Yo no sé si ese mundo de visiones vive fuera o dentro de nosotros: lo que sé es que conozco a muchas gentes a quienes no conozco. 6 La última estrofa no contesta las preguntas anteriores. El cierre de este poema queda abierto. No es posible saber de seguro si el espíritu se encuentra con otros, pero sí contemplamos otra posible dimensión. El sonido de la consonante gutural insonora en el verbo 20 conocer 6 Benítez 123-124. , repetido dos veces, detiene el ritmo en forma abrupta; mas el significado de este vocablo abre posibilidades de introspección en la última estrofa. El “yo” lírico no expresa ansias de un encuentro divino; la sed de amor le hace ver un limbo potencial de amistades perpetuas. El poeta desea compartir esta secreta dimensión con el lector. Desde la primera estrofa vemos que el sueño impulsa al espíritu del narrador a sentir cierto trance embriagador; y en la segunda estrofa podría éste encontrarse con otros seres en el vacío. El espíritu errante busca apego de alguien porque parece que necesita sujetarse en su perenne vuelo. Al quedar fuera de la forma humana, libre de lazos terrenales , el espíritu alcanza el mundo de la idea. Este transporte aleado a otra dimensión es tan intensamente real que no topa cielo, ni siquiera toca sensualidad romántica, sino que implica ansias de sentir una mutua relación, o compartir una estrecha amistad personal con otros seres. En la transición de la cuarta a la quinta estrofa se ven rasgos del pensamiento científico moderno que llama meteoro a la estrella fugaz de nuestra infancia; mientras que a la vez se pone en tela de juicio si durante el sueño el mismo espíritu puede viajar por el tiempo y el espacio para estar con otros espíritus. El poder de la conciencia traspasa confines de la vida normal. Pero notamos que la frase breves horas se refiere al sueño, no a la muerte; el escape es temporal, no permanente. No presenciamos una mente que concibe ideas al nivel racional, sino que sentimos un mundo de pasiones extremas. Las pasiones fortifican al espíritu. El verso bimembre, y ríe y llora y aborrece y ama , une polos extremos en la mente apasionada [13]. Los sentimientos aparentemente contradictorios unifican la pasión en las parejas de términos opuestos, siguen dolor y el gozo [14]. Mayor integración predomina en los versos donde la persona del poema duda si el perímetro corporal sirve de separación entre espíritus: Yo no sé si ese mundo de visiones / vive fuera o va dentro de nosotros [17]. El amor de gran soñador parece abarcar otras dimensiones; pero no es posible distinguir si las visiones se contienen en la mente o si habitan su propio mundo. Al llegar a los dos versos finales es evidente que las parejas de términos contrarios, conocer/no conocer Quedan tan entrelazadas las estrofas de la Rima LXXV que no logramos separar la noción de espíritu en la primera estrofa de la sorprendente imagen huésped de las nieblas en la segunda; vemos, además, la forma corporal desecha en la tercera. Bécquer supera la dimensión donde subsiste tan sólo amor romántico entre amante y amada; el horizonte de una antítesis tras otra expande el ocaso del sueño. Nociones abstractas se combinan con explicaciones , conmueven intensamente. La duda entre afirmación y negación universaliza variadas sensaciones humanas conceptualmente. Quedamos convencidos de que existe una zona intermedia entre el día y la noche, la vida real y el sueño; se perciben en la experiencia del ser durmiente. © 2022 Global Journals Volume XXII Issue IX Version I 43 ( ) Global Journal of Human Social Science - Year 2022 Cinco Rimas fantasmales de Gustavo Adolfo Bécquer
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