Global Journal of Human Social Science, G: Linguistics and Education, Volume 22 Issue 9

sólo se escriben tocando al límite que separa la tierra de la región de eternas armonías.” 13 No podemos resolver la ambigüedad de la referencia al antecedente sintáctico de la palabra alguno en la Rima LXXI de Bécquer sin ver a un ser que se escurre a otra dimensión. No es “alguien” sino La muerte de un ser querido deja un vacío instantáneo en la mente de un amigo dormido cuando se desplaza afuera el alma del difunto al perder contacto existencial con el cuerpo. Sentir el despegue corporal de un alma causa el presentimiento fúnebre. La persona del poema expresa cierta inexplicable culpabilidad. El hablante parece sonámbulo; y desea hacer al lector cómplice de su sonambulismo. En esta rima queda amaestrada por desnudo ingenio creador una experiencia existencial en la vida del autor. Aquí Bécquer comparte con el atento lector un tema central en su obra. Observemos cuidadosamente el desarrollo de este extraordinario poema. La primera estrofa nos deja con los ojos entreabiertos. En la segunda estrofa las ideas bailan una danza macabra. Pero no es hasta la tercera estrofa donde se percibe el proceso auto hipnótico llevado a cabo por completo; las ideas que daban vueltas en torno a mi cerebro permanecen en una zona donde no existe nada. Los párpados vedan el reflejo de la luz externa; ahora bien, los ojos se han cerrado pero las pupilas persisten en ver algo. Bécquer nos presenta una imagen del interior del párpado cerrado que es una pantalla donde la pupila proyecta las ilusiones del cerebro. Parece fantástica la ilusión del hombre dormido que cree lo que ve porque son imágenes de su propia mente. En la cuarta estrofa el oído capta algo como una voz . Gradualmente el vago sonido se acerca aún más en la quinta estrofa, pero no cobra forma enteramente clara. Notamos que es el impulso visual lo que descubre, o alumbra, la región de formas incorpóreas; después es el oído el sentido que precisa el origen de la visión. La voz es delgada y triste , semejante a la voz de un enfermo inválido. Dicha voz misteriosa llama al dormido por su nombre y el soñador detecta olores de un ambiente eclesial. En la última estrofa percibimos la confrontación directa a un sentimiento fúnebre. El despertar al final del poema convierte al espíritu errante del ser dormido en la voz personal del narrador que cuenta lo que sintió. Esta actitud dramática de querer compartir con el lector la sensación de una remota impresión fúnebre nos convence que el presentimiento es auténtico; el despertar revela en el poema una experiencia de la vida real: el vacío que deja la muerte de un amigo en la mente de uno. 13 Pedraz 401. alguno . Siendo este vocablo pronombre partitivo, entendamos pues, alguno de sus conocidos. Que haya escrito Bécquer en la primera versión del poema “alguien” no hace al vocablo correcto, pues al cambiarlo a alguno en versiones posteriores a la primera el poeta comprende la potencialidad que el cambio expresa. La selección final de alguno absorbe simbolismo adecuado aunque haya que ajustar la medida del verso por sinalefa, como indica Rull Fernández. 14 Carlos Bousoño comprende la importancia de la Rima LXXI. Para establecer la inefable trayectoria del alma vacía que alcanza calidad de espectro, refiere esta rima a la poesía de Antonio Machado directamente, citando versos donde se toma por espectro al Sin esfuerzo, la forma incorpórea de una mujer espe ctr o puede absorberse en la ambigüedad genérica del pronombre indefinido. El pronombre “ alguno ” es imprescindible para sugerir la sensación de veracidad. Combinados, los sentimientos de nostalgia y esperanza dan forma a un sentimiento anterior a la noticia y contemporáneo con el suceso de la muerte. El narrador alcanza a forjar un auténtico presentimiento fúnebre. En el momento preciso en que rinde su forma corpórea el ser para convertirse en algo diferente, no necesariamente de ultratumba, un amigo siente el vacío. Puntos suspensivos despegan a la última estrofa del contexto. Así impulsada, la ambigüedad semántica dota de expresión simbólica a la sorprendente imagen conceptual. No es aceptable la voz “alguna” porque no tendría referencia sintáctica directa al espíritu como tal. La voz “alguien,” demasiado indefinida, eliminaría la intención del escritor, y su deseo de explorar conceptualmente su propio mundo espiritual: distinguir entre quien conocía de quien no conocía. Esta ambivalencia en el antecedente preciso de alguno se relaciona al cierre abierto de la Rima LXXV. Las implicaciones que subsisten tras la imperfecta conclusión de ambos poemas proveen de realismo a la expresión lírica. Además, la referencia directa a seres incorpóreos asocia ambas Rimas entre sí, LXXI y LXXV. El lector se pasma al confrontar lo incógnito de un pronombre sin referencia exacta; se evoca en el poema una extraña sensación de rebeldía hacia la muerte como fin total de la vida humana sin otra aparente razón que querer nutrir una perenne sed de amistad. El atento lector comparte la experiencia del poeta: quizás la muerte no sea un fin absoluto; entre íntimos amigos la amistad perdura. Bécquer dota inmortal virtud poética a la expresión de un presentimiento fúnebre. 14 Consideramos sabia la decisión editorial de Benítez al usar alguno en su edición de las Rimas . Rull Fernández no se atiene al cambio en la revisión efectuada por el mismo Bécquer y mantiene el original vocablo “alguien” en su edición de las Rimas ; el cual vocablo, según el crítico, “parece ser más indeterminado.” Rull Fernández 154. Comprobamos en nuestro análisis que la voz alguno abarca mayor potencialidad de significado, incluyendo al espectro femenino entre sus posibles antecedentes. © 2022 Global Journals Volume XXII Issue IX Version I 45 ( ) Global Journal of Human Social Science - Year 2022 G Cinco Rimas fantasmales de Gustavo Adolfo Bécquer

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